Cuando odias a alguien que es dominante, no ves su capacidad de decisión. Cuando odias a alguien que es impaciente, no ves su capacidad de ejecución. Cuando odias a alguien que habla de manera indirecta, no ves su pensamiento meticuloso. Cuando odias a alguien que es indeciso, no ves su empatía. Todo es relativo; los defectos de una persona a menudo pueden insinuar sus virtudes.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Cuando odias a alguien que es dominante, no ves su capacidad de decisión. Cuando odias a alguien que es impaciente, no ves su capacidad de ejecución. Cuando odias a alguien que habla de manera indirecta, no ves su pensamiento meticuloso. Cuando odias a alguien que es indeciso, no ves su empatía. Todo es relativo; los defectos de una persona a menudo pueden insinuar sus virtudes.