Aquel día, estaba en la cocina preparando la cena y quise preguntar a la IA cómo hacer un plato casero, pero la receta que me dio no estaba para nada a mi gusto. Desde entonces, empecé a buscar herramientas que realmente me entendieran, hasta que encontré la IA Studio de @OpenledgerHQ.

Entrené mi propio modelo de IA con él, solo tardé unos minutos en subir datos cotidianos, y aprendió mis hábitos. Ahora, cuando hago preguntas, siempre puede darme consejos que se ajustan a mi vida, como planes de trabajo o listas de compras, ya no son generalidades.

Este proceso me hace sentir que la IA ya no es un producto de otros, sino mi compañero. Puedo rastrear la fuente de cada dato, asegurando que todo sea confiable, lo que me da más confianza al usarla.

Lo más único es que me permite a mí, una persona común, participar en la construcción y el intercambio de la IA. La interacción en la comunidad me muestra cómo otros optimizan los modelos, lo que inspira mis ideas para seguir mejorando.