El dilema de Pump.fun: pérdida de cuota de mercado, acusaciones legales y el equipo de la Generación Z cobrando sus beneficios

Intermedio7/30/2025, 8:13:44 AM
En apenas un año, Pump.fun evolucionó de actor disruptivo en el ámbito de los memes a convertirse en epicentro de una crisis de confianza y objeto de un creciente control legal. Este artículo realiza un análisis exhaustivo de su recorrido: desde el éxito masivo de su funcionalidad de “emisión de tokens con un solo clic”, pasando por el desplome de la preventa de PUMP, las imputaciones bajo la ley RICO y las brechas de seguridad internas. El texto pone de relieve la vanguardia de la innovación DeFi y el pulso constante entre el desarrollo tecnológico y la acción reguladora.

“El lugar más interesante de internet”, así definieron en su momento los tres fundadores de la Generación Z de Pump.fun a su proyecto. Sin embargo, hoy esta frase parece más una ironía sacada de un manual de humor negro.

En julio de 2025, el innovador de los memecoins—famoso por popularizar el “lanzamiento de tokens en un clic”—afronta una crisis de confianza sin precedentes y graves desafíos en el mercado.

Pump.fun sufre presiones comerciales, mientras sus competidores ganan terreno y sus principales métricas se hunden. Para colmo, está bajo el escrutinio legal en EE. UU., enfrentándose a acusaciones de fraude de valores y delitos graves bajo la Ley RICO. Pump.fun nació en medio de una auténtica vorágine y, ahora, la propia fiebre que ayudó a crear pone a prueba su resistencia.

El punto de quiebra de la confianza

Julio de 2025: una sola decisión lo cambió todo.

Pump.fun anunció el lanzamiento de su propio token, PUMP, alardeando de una valoración totalmente diluida de 4.000 millones de dólares. En vez de un éxito, este hito se convirtió en el detonante que sacudió los cimientos de su comunidad.

La paradoja era evidente: a pesar de su reputación por afirmar que “toda preventa es una estafa”, los propios fundadores lanzaron una gran preventa de PUMP. Para la comunidad, fue un gesto de hipocresía y traición.

Jocy, fundadora de la reconocida firma de capital riesgo IOSG Ventures, calificó públicamente la operación en X como una “liquidez de salida” de alto riesgo, advirtiendo que captar financiación a una valoración de 4.000 millones de dólares para un memecoin en pleno mercado bajista era una apuesta desmedida por el futuro. El mercado reaccionó rápidamente.

Según datos de CoinMarketCap, el precio del token se desplomó un 75% apenas unas horas después del lanzamiento. En el momento de la publicación, PUMP cotizaba a 0,0024 USDT, más de un 30% por debajo del precio de la venta pública de 0,004 USDT.

Los datos on-chain eran aún más alarmantes: 340 carteras de grandes inversores coordinaron una venta masiva, acaparando más del 60% de los tokens de preventa. Según el usuario de X EmberCN, solo dos carteras de la ronda privada liquidaron 141 millones de dólares en tokens y obtuvieron casi 40 millones en beneficios.

En las redes sociales, la euforia dio paso a la frustración de un día para otro. “Pensábamos que nos había llegado el golpe de suerte, y terminaron aprovechándose de nosotros.” La sensación de haber sido engañados y esquilmados se propagó como la pólvora, minando profundamente la confianza comunitaria que había impulsado el crecimiento de Pump.fun.

Derrumbe de la cuota y modelo de negocio en jaque

Esa pérdida de confianza se reflejó de inmediato en los datos.

LetsBONK.fun, su principal competidor, se hizo con el liderato del mercado a ritmo acelerado. Según Dune Analytics, la cuota de nuevos lanzamientos de tokens de Pump.fun cayó del 90% al 24% en apenas un mes, mientras LetsBONK.fun pasó del 5% al 64%. Este cambio revela un enfrentamiento estratégico en el enfoque empresarial.

Pump.fun se reservaba una comisión centralizada por cada lanzamiento, mientras que LetsBONK.fun triunfó al destinar el 58% de sus ingresos a recomprar y quemar tokens del ecosistema, generando así un círculo virtuoso de valor compartido y confianza.

Ante el deterioro del panorama, CoinCentral adelantó los planes del equipo de ejecutar recompras millonarias. El mercado consideró la medida como una estrategia para que los minoristas sostuvieran el precio en máximos. Los analistas apuntaron que el proyecto vendió a 0,004 dólares y recompró a 0,0064 dólares usando los ingresos de la plataforma; es decir, con una prima del 60%, únicamente para sostener la cotización.

Las recompras sostuvieron los precios de forma temporal, pero no lograron restaurar los cimientos del valor ni la confianza. Mientras tanto, la presión regulatoria se intensificaba a nivel global.

En diciembre de 2024, tras un aviso de la Financial Conduct Authority (FCA) del Reino Unido, Pump.fun tuvo que cortar el acceso al 9% de su tráfico—los usuarios británicos.

No fue un hecho aislado, sino el ajuste de cuentas para un modelo de crecimiento “viral” sometido al escrutinio regulador. Pump.fun entró en un círculo vicioso: la competencia creciente erosionó los ingresos, los menores ingresos limitaron la capacidad de recompras, la caída en el precio de los tokens minó la confianza y la fuga de usuarios se aceleró.

RICO cierra el cerco

El mayor revés llegó desde el ámbito judicial. Al principio, varias demandas colectivas acusaron a todos los memecoins de la plataforma de ser valores no registrados. Despachos como Wolf Popper LLP defendieron la “teoría del emisor conjunto”, asegurando que la plataforma estaba totalmente implicada en la creación, negociación y liquidez de los tokens, y no actuaba solo como un proveedor tecnológico neutral.

En julio de 2025, la guerra judicial se intensificó. La demanda Aguilar revisada incluyó cargos bajo la Ley RICO, una normativa pensada para combatir el crimen organizado.

La lista de acusados se amplió incluyendo a la Solana Foundation, Solana Labs e incluso a sus cofundadores como supuestos arquitectos, beneficiarios y cómplices del fraude. Las implicaciones van mucho más allá de Pump.fun y cuestionan profundamente la responsabilidad en todo el ecosistema Solana.

¿Debe una infraestructura clave como Solana vigilar o supervisar a los proyectos estrella de su ecosistema? Esta demanda alertó a todas las cadenas públicas: asociarse con otros proyectos puede ser mucho más arriesgado de lo que se pensaba. Según la Ley RICO, las acusaciones principales incluyen fraude electrónico y de valores, transmisión ilegal de dinero y colaboración en el blanqueo de capitales.

La acusación más grave: se acusa al grupo de hackers Lazarus, de Corea del Norte, de utilizar los memecoins de Pump.fun para blanquear fondos robados en el hackeo a Bybit.

Vacíos de gobernanza: indefensión frente a insiders

Quizá lo más impactante fue la traición interna.

El 16 de mayo de 2024, Pump.fun sufrió un exploit de 1,9 millones de dólares, pero el responsable no fue un hacker externo, sino un exempleado resentido.

Autodenominado “Stacc”, el exempleado confesó en X, alegando venganza y desprecio por sus “pésimos jefes” como motivo. Un análisis técnico constató que el exploit no derivó de un error en el smart contract, sino del abuso de privilegios de administrador.

Con acceso privilegiado, el insider consiguió ilegalmente permisos de retirada y empleó préstamos flash para agotar el suministro de varios tokens, desviando la liquidez inicial del DEX. Mientras presumía de protección ante rug pulls, Pump.fun quedaba expuesta ante empleados desleales.

Este episodio supone una advertencia clara: el vertiginoso crecimiento de Pump.fun la dejó expuesta a graves lagunas de gobernanza y seguridad.

De impedir rug pulls a provocar el suyo propio

Todo arrancó con la “manía de memecoins en Solana” de 2024. Desarrolladores y especuladores de todo el mundo acudieron en masa a Solana en busca del ansiado 100x. Sin embargo, crear un token y lanzar su primer pool de liquidez (LP) era costoso y complejo, lo que suponía barreras económicas y técnicas que apartaban a los creadores independientes.

Los protagonistas: tres fundadores de la Generación Z—Noah Tweedale (CEO, 21 años), Dylan Kerler (CTO, 21 años) y Alon Cohen (COO, 23 años, pseudónimo). Detectando el problema, se propusieron “solucionar el riesgo de rug pulls” y crear “el lugar más interesante de internet”.

Pump.fun se lanzó en enero de 2024 y trajo consigo una auténtica revolución: el “lanzamiento de tokens en un clic”. Lo que antes costaba días y grandes sumas, ahora era cuestión de minutos y unos pocos euros. ¿Disruptivo? Sin duda, y el crecimiento fue meteórico.

Sin embargo, la innovación fue pronto aprovechada por especuladores. El modelo de negocio pasó a funcionar como amplificador del hype, y la preventa de PUMP por 4.000 millones desató la especulación hasta el extremo.

Saltarse las reglas era la tónica. Ganaron la confianza por criticar las preventas—y luego orquestaron la mayor preventa de todas. Ante la presión de la FCA, rompieron vínculos con la filial británica; el CEO negó que fuera una empresa británica y el COO insistió en que trabajar allí no supone tener propiedad. Para muchos, todo parecía perfectamente calculado.

Prodigios tecnológicos, especuladores y buscadores de atajos, juntos, dieron forma a la historia de Pump.fun: un ascenso fulgurante y una caída estrepitosa. Los jóvenes fundadores jamás imaginaron que un proyecto pensado para la diversión les arrastraría a un torbellino legal y comercial.

En un cruce de caminos

Pump.fun se encuentra ahora en un punto de inflexión. Los litigios pendientes, la pérdida de cuota de mercado y la fuga de usuarios han frenado su avance.

La lección de este episodio es clara: en DeFi, la supervivencia depende de la capacidad de adaptación (barreras bajas, viralidad); si no se evoluciona para afrontar la complejidad (regulación, confianza, seguridad), la desaparición es cuestión de tiempo.

La crisis de Pump.fun plantea un reto a todo el sector cripto: cuando la innovación se acerca al límite legal, ¿hasta qué punto deben las plataformas responder por lo que ocurre en su ecosistema?

En un contexto donde los reguladores ponen el foco en DeFi y no solo en los exchanges centralizados, el próximo Pump.fun ya está esperando su momento.

Para cualquier participante, distinguir entre diversión y estafa resulta hoy más crucial que nunca. Este relato—del ascenso desde la base hasta el pico del hype y de vuelta a los orígenes—puede marcar el inicio de la próxima etapa de las criptomonedas.

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